lunes, 15 de septiembre de 2014

MI MEJOR REGALO




Yo tenía hambre y una herida abierta y estaba en ese rincón

donde mueren todos los deseos olvidados; aquel día me llenaste de caricias, cerraste la herida y sacaste de nuevo a luz, lo mejor de mí.

 

¿Cómo no habría de necesitarte?

 

¿Sabes? Yo para dejarme llevar no me sirvo de cualquier deriva, y con lo bonitas que son las sorpresas de cumpleaños, más si vienen en forma de tormentas de esas que alborotan todo, dentro y fuera de ti.

 

¿Cómo no habría de pensarte?

 

Si cada vez que cierro los ojos, mi mente me lleva a ese lugar, al mismo, en donde una y otra vez has desatado mis alas, has apaciguado mis llamas, me has llevado a un lugar

maravilloso del que no se quiere regresar.

 

Y si ya no vamos a vernos, anda, anestésiame de una vez y despiértame hasta que vuelva a ser mi cumpleaños.

 

Es una locura, lo sé pero y que ¿acaso eso no lo convierte en algo precioso?

El truco es que te acostumbres a mi sonrisa, hasta que me extrañes y sientas que me necesitas.

A ver si me explico y me entiendes o de plano me tendré que morir de ganas y volver al rincón de siempre.






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