domingo, 20 de enero de 2019

YO SOÑO QUERÍA MORIR

Yo sólo quería morir de amor, no vivir para contar la tragicomedia.

Y es que cuando uno está allí, espera ansiosamente el momento en que se supone que sucederá y nada, allí va uno de tonto y sigue  "medio respirando"

Yo solo quería morir de amor y no andar allí desviviendome por un: ¿cuando nos vemos?

Yo solo quería morir de amor e iba alli alimentando mis suspiros con migajas (cuando se tiene hambre con cualquier pendejada matas la ansiedad), pero el hambre no se va, que va.
Te crece un agujero inmenso y no, no hablo del de la boca del estómago, un ondo y oscuro agujero que te come la vida pero no te mata, solo mantiene viva la esperanza y cómo para que?

Yo solo quería morir de amor y aca estoy revolcándome en la tortura.

AQUÍ CASUAL

AQUI CASUAL
(By Nievededia)

La casualidad más extraña sucedió aquella vez que yo quise besarte y tu tenias ganas de besar. Ahhhh que casualidad más preciosa!

No me querías tan guapa, ni tan bella, ni tan linda, no; tu me querías así, de golpe, de cerca, de inevitable, de ya mismo, de muero de ganas y yo pues, "casualmente" estaba disponible.

En la vida que no estoy viviendo también me estoy equivocando, pero es que jodeeeeer! no le  puse todas las  malditas ganas al olvido, yo olvido tantas cosas inconsciente y a ti no te olvido ni a fuerzas.

No me culpo, ¿donde metes todas estas ganas de estar contigo en una sola vez? Imposible niño, no caben ni en toda una vida, ni dos, ni cien.

Jodido enero.

NADA QUE EL MAR NO CURE

"Nada que el mar no cure"


La dama de plata ha creado una alfombra luminosa sobre el mar, las olas susurran suavemente su vieja y conocida melodia relajante, brisa salada y arena mojada refresca mis cansados pies descalzos.

El vaivén de las olas asemeja el ir y venir de la vida borrando las huellas de los veraneantes de la mañana que sonreían haciendo castillos en la playa.

Por allí alguien dice "Nada que el mar no cure"

Ése fulano no te conoce, porque a mi hoy me dueles más que nunca.

Hoy que olvidé el maldito ibuprofeno en casa, que no me gustan ni el calor sofocante, ni la arena, ni el sol del carajo.

Hoy, que te deseo aquí conmigo, porque honestamente sin ti, el mar me duele y me sigue pareciendo... un puto charco.