Al final una le agarra tanto cariño a sus propios desastres
que les termina poniendo nombre. Como los huracanes.
Y que gran lio!!!!
Los fenómenos mas grandes dejan tristes secuelas al marcharse,
lo peor es que a mi a veces se me da bonito recordar su paso
por mis venas y se me olvida lo que dejaron al final.
Sobre todo porque el mas bonito desató todos mis demonios
y de vez en cuando aun viene, a estremecerme,
me acaricia en la brisa de mis mañanas mas tristes,
y me devora, y me apasiona, y me deja
con las ganas desatadas y la necesidad de...
con el deseo de... con la esperanza de que algo de mí
se llevo al marchar.
...
El más bello de todos, sin duda, le quiero y quiero que vuelva
a desatar las tormentas que se avecinan cada vez
que le pienso, cada vez que le deseo...
Como al chocolate, y me atrevo a decir que un poco más.
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